
Un, dos, tres pasos hacia adelante,
un, dos, tres y mis botas contra un piso de plata
crujen con un peso de plomo.
Porque ni ángel, ni caída, ni testigo de nada,
quiero ser.
Un, dos, tres pasos faltan y despega tu avión.
Y la noche sale y me pregunto si todo este vino
puede endulzarme la sangre.
Una cosa está clara,
la luna no es la única
que está sola.
Asi que quédate, quédate, luna.
Que se me aflojan las ganas.
Un, dos, tres bombea,
Un, dos, tres bombea,
un dos, tres... bombea-me.
¿Qué tomas?
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