Un hueco dentro parecido a un vacío, que ya nunca se rellena.
Al final cogí valor, más apreciado que la nostalgia o la auto-compasión. Corté de cuajo la flor, el pavo real, y todas las otras cosas que pueden llegar a matar a un ser humano de dolor o de tristeza.
Ya se sabe que sólo estando limpia los hechos no vendrán en tu contra pero en realidad cuánto me gustaría dirigir ese hotelito con vistas al mar, que siempre olería a rosquillas y nunca estaría vacío.
Contigo.
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