El día que me regalaste un libro de Maria Panero, aunque si tú no sabías quién era, y aunque si llovía,
me dabas la mano fuerte, y decías que entre mis piernas hay un tesoro y en las manos la luz blanca que podría salvarte,
profundo, demasiado profundo.
Abro el libro, y no es coña, que su primera página está escrita,
"LA DESTRUCTION FUT MA BEATRICE"
Y tú no lo entiendes
y yo te lo explico:
Que los ojos negros de las flamencas también lloran alguna clase de arcilla, que se modelen las palabras viejas hasta ser inventadas, y canten todos los sapos y todas las putas libremente,
porque,
tus insultos promulgados hacia mi contaban sólo de tu inseguridad.
Que si mi carne de mujer es lo mismo de oro un día, que si de desecho troceada a poco el kilo en el mercado al día siguiente...
Que no importa!
si vamos hacia algún lado,
o si nos revolvemos todos en el mismo agujero
y me da igual,
si el hombre es un lobo para el hombre,
porque todos los grados del optimismo sí están cerca,
y los lobos fueron siempre una gran especie
que protege a su manada.
Así que yo sigo siendo una princesa, y es Sábado por la noche,
y estoy aquí, desnuda de humo, con Leopoldo
que dice que volverá, seguramente, al manicomio
para la cena.
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